Victor Chininin Buele
Como es tradición en la bella patria natal y del corazón, el Año Viejo, ya de avanzada edad, está a punto de fenecer. Y antes de irse, este caballero ilustre quiere dejarnos su testamento.
A todas y todos,
Ya se acerca la hora fatídica de mi casi odiada existencia. Pero les dejo un segundo extra. Para que se acuerden de mi generosidad. Cuidado estar asustándose y pensando que la tierra dejará de rotar algún día lejano. Aquél que la sostiene nunca duerme ni se muere como yo. Y científicamente hablando todo se relaciona con la adopción del UTC. Al que tenga oídos que escuche. Y queridos programadores, no estarán sufriendo si los equipos se dañan debido al segundo adicional. Den gracias porque hay trabajito.
Y hablando de trabajito, muchos me hechan la culpa de todo lo que les ha pasado este año. Yo ya viejito ni oigo bien. Pero esto sí recuerdo–que el Soberano del mundo es más sabio que yo.
Les dejo una exhortación–No importa si sea Lasso, Moreno, la Cynthia, o el queridísimo Donald J., sus corazones, queridos amigos seguirán siendo los mismos. Protestarán a quien no haga lo que ustedes quieran y adorarán a quien aparente hacer lo que ustedes quieran. Recuerden que todos somos políticos. Todos tenemos nuestra agenda personal. La dificultad siempre será cuando ustedes se consideren a ustedes mismos como más importantes que los demás. Recuerden el respeto mutuo y tengan compasión de los demás. A mi me hechan la culpa de todo, hasta de la muerte de la “Princesa Leia”. Si ustedes piensan que el año ha sido duro para ustedes imagínense cómo me he sentido sin ser culpable de todo lo que me dicen que he hecho. Por eso le tengo compasión al Mashi. Y como diría él, no sean sufridores.
Les dejo unos dolaritos para que vayan a un curso del arte de la persuasión. Es importante aprender que nuestros objetivos no van a vencer siempre y que debemos aprender a cómo persuadir a otros de los méritos de nuestras causas sin ponernos a pelear, a insultar, o a sentirnos como víctimas cuando nuestra opinión no prevalece. Yo he tratado y tratado de persuadir pero seguían pasando cosas y nadie me quería escuchar. Hasta el comandante Fidel se fue.
Les dejo también un pequeño regaño–dejen de creer todo lo que leen y ven en Internet. La sabiduría incluye el discernimiento lógico y aquella destreza aprendida en la calle que nos permite reconocer cuando alguien nos quiere tomar el pelo. Entonces, por favor… poner atención. Escucharán.
Les dejo también una botella del tamaño de esas grandotas que venden por ahí en esos lugarcitos de interesante reputación. Una botella llena de optimismo y esperanza. Una botella llena de alegría profunda. Aquel optimismo que les dejo es profundo y no fallece (como yo) cuando la adversidad llega, cuando Aleppo se vuelve polvo, cuando la inestabilidad mundial se vuelve obvia, cuando la enfermedad nos llega, o cuando el sueldo no sube. Beban en abundancia de la fuente de agua viva con la humildad de aquella mujer cuyas profundas convicciones fueron inundadas por la gracia de aquella Agua.
Al que tenga oídos que escuche.
A la familia del Chininín le dejo un abrazo muy lleno de amor, de ese amor que se hace más dulce con el tiempo y a pesar de la distancia. Y la sonrisa de la Analí para recordar que hay certeza de que la alegría es posible y que el Arquitecto de todas las cosas no abandona jamás. Y a Tomy que por favor sea educado y que no se coma a la Princesita Sofía.
Y aunque piensen que no me gusta la diversión, también les he dado cosas de qué reír. A Tiko Tiko, nuestro asambleísta de los sueños, le pido que por favor actualice su canción del Sistema Solar. Plutón ya no es planeta. ¡Ponte serio, Tiko, Tiko! Han podido jugar los niños al equilibrismo y gimnasia en las calles de la regeneración urbana. Gracias Chato. Y ahora sí buenos escenarios para las artes. A la susodicha jueza pues, que por favor, ya deje a la gente que se ría y se asombre de su situación pero que sepa que es mejor en esas situaciones estar callada y cambiar. Ya que se hizo algo, pues allí queda. Lo que sí podemos cambiar es el futuro.
Y el futuro es aun brillante. Bienvenido pequeño 2017. Paz. Es posible hallarla.
Dios, Patria y Libertad,
El Año Viejo